18-20 de octubre de 2019
Para el sínodo en Roma (6-27 de octubre de 2019)
„[La tierra] clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella.“ (LS2)
Estas palabras de la introducción de la encíclica pontificia Laudato Si también nos conmueven a nosotros, las y los participantes del „Sínodo climático desde abajo“, celebrado en la zona minera de lignito en la cuenca del Rin, en Renania, Alemania, y nos une con las y los participantes del Sínodo especial para la Amazonía que se celebra en Roma, cuya preocupación por el destino de la creación compartimos.
Los efectos globales de la catástrofe climática son cada vez más graves. La destrucción del medio ambiente por el ánimo de lucro y el uso abusivo de los recursos pone en peligro la casa común. Esta destrucción es particularmente evidente en la región amazónica, donde quienes más la padecen, además de la naturaleza, son las personas más afectadas por la pobreza:
„En concreto, el clamor amazónico nos habla de luchas contra quienes quieren destruir la vida concebida integralmente. Estos últimos son guiados por un modelo económico vinculado a la producción, la comercialización y el consumo, donde se prioriza la maximización del lucro sobre las necesidades humanas y ambientales. Es decir, son luchas contra quienes no respetan los derechos humanos y de la naturaleza en la Amazonía.“ (Instrumentum laboris 51)
No debemos ignorar tampoco que, como consecuencia de esta catástrofe climática, aumentarán las guerras y la militarización: guerras por los recursos, el agua, los minerales. Guerras para asegurar nuestro depredador estilo de vida.
Lo que sucede en la Amazonía lo vivimos también aquí, en la zona minera renana de lignito: se están demoliendo pueblos enteros, cuyos habitantes se ven obligados a reasentarse, se están talando enormes extensiones de bosques, se están destruyendo bienes culturales y valiosas tierras cultivables y se están produciendo daños masivos como consecuencia de la disminución del nivel de las aguas subterráneas.
Pero también aquí hay resistencia contra estas y otras formas de destrucción del planeta, y esta resistencia no es sólo local, sino internacional. Eso nos muestran las protestas de los últimos años en muchas partes del mundo y, de manera especial, las protestan que bajo el lema „Viernes por el futuro“ realizan actualmente las y los estudiantes bajo el lema „Viernes por el futuro“, saliendo a las calles acompañados por personas de todas las edades. Cada vez más personas dicen „no“ a una sociedad que considera la explotación, la dominación y el sufrimiento como algo normal, necesario y, por lo tanto, imposible de cambiar. Su lema, y también el nuestro, es: „¡Cambio sistémico, no cambio climático!“
Las y los manifestantes de todo el mundo han reconocido lo que el papa Francisco también subrayó en su encíclica Laudato Si: „Una estrategia de cambio real exige repensar la totalidad de los procesos, ya que no basta con incluir consideraciones ecológicas superficiales mientras no se cuestione la lógica subyacente en la cultura actual.“ (LS 197) Esto evidencia que la cuestión ecológica está estrechamente relacionada con la cuestión social, y más aún con la cuestión de cómo queremos vivir y administrar nuestra casa común. Esto es válido para la Amazonía, para la zona minera de lignito en la cuenca del Rin y para el mundo entero.
Las personas, la naturaleza y la cultura ya no deben ser sacrificadas a la lógica de la eficiencia, la explotación y el crecimiento. Por otra parte, esta lógica no puede ser superada sólo con una conversión individual, sino que necesitamos una conversión de la sociedad.
Para detener el cambio climático, necesitamos una nueva forma de economía que vaya más allá del capitalismo destructivo, con su lógica del crecimiento permanente. Necesitamos personas que ya hoy se están movilizando para demostrar que las alternativas son necesarias y posibles.
Por eso queremos defender una nueva comprensión del ecumenismo, entendido como la comunidad de todas/os aquellas/os, cristianos/as y no-cristianos/as, que se comprometen para que este mundo siga siendo habitable y luchan porque el buen vivir lo sea para todas y todos. Para ello es importante la resistencia organizada en movimientos sociales „desde abajo“, en Renania, en Europa y en todo el mundo.
Nuestro „Sínodo climático desde abajo“ hace un llamado al Sínodo especial para la Amazonía de los obispos católicos para que se una a nuestro firme compromiso:
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superar las condiciones globales actuales que privilegian los intereses del capital y la lógica de ganancia sobre el ser humano, como se refleja, por ejemplo, en los acuerdos del Mercosur o el proyecto de la hidrovía amazónica,
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solidaridad explícita con las personas que participan en el movimiento contra el cambio climático, que denuncian todo aquello que destruye de manera permanente nuestros espacios de vida, que se comprometen de manera decidida contra la supuesta falta de alternativas y muestran caminos para la construcción del buen vivir para todas y todos,
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una postura clara contra el desplazamiento y reasentamiento de poblaciones enteras a causa de la deforestación y la degradación del hábitat
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una nueva conciencia eclesial en torno a la urgencia de cuestionamientos sociales y ecológicos en todas las comunidades y diócesis a nivel mundial, en el sentido de una „espiritualidad de la solidaridad global“ (LS 240).
Düren, zona minera de lignito en la cuenca del Rin, 20 de octubre de 2019.