Abril 2020
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Instituto de Teología y Política (ITP)
Münster, Alemania
Estimadxs amigxs del ITP,
en este boletín, queremos compartir los temas que nos ocupan en estos meses. Empezamos con la detención ilegal y degradante de 3 personas, entre ellas nuestrxs compañerxs Julia Lis y Benedikt Kern, en el marco de las protestas contra el cambio climático. Es evidente que el gobierno busca intimidar la protesta en Datteln IV desde sus inicios.
Otro tema es la recepción que tuvo en Alemania el documento Querida Amazonia, ante el que muchas per-sonas se sintieron decepcionadas. Baste recordar que el camino sinodal iniciado por la Iglesia católica alemana se centra en temas como el ejercicio del poder, la forma de vida sacerdotal, la reforma sexual y la posición de la mujer en la Iglesia.
Un grave problema es la crisis de refugiadxs. Miles de personas están llegando a las islas griegas donde, además de ser hostigadas por grupos neonazis, viven en condiciones brutales de hacinamiento, sin servicios sanitarios adecuados y graves carencias de atención médica.
Por último, compartimos la situación que estamos viviendo en la actual pandemia de coronavirus y algunas reflexiones.
Esperando que nuestras acciones sean orientadas por la solidaridad y no por el miedo, deseamos que la Pascua renueve nuestra esperanza y fortalezca nuestro compromiso con quienes más lo necesitan.
Por el equipo del ITP,
Pilar Puertas
Criminalización de la protesta social
Medidas de intimidación contra el movimiento por la justicia climática
La noche del 1º de febrero, la policía detuvo a tres personas cerca de la central eléctrica de carbón Datteln IV, donde al día siguiente se llevaría a cabo una protesta contra la conexión de dicha central a la red productora de energía a mediados de este año. Entre los detenidxs estuvieron dos colaboradorxs del ITP y un compañero que iba con ellos. El ITP lleva más de 25 años realizando trabajos de investigación y educación sobre la iglesia y los movimientos sociales. Hoy por hoy, el Instituto trabaja intensamente en la cuestión del clima, de ahí la presencia de nuestrxs compañerxs en la zona.
Arbitrariedad policial
Tras revisar los papeles del auto y las identificaciones personales, la policía registró en busca de objetos peligrosos. Aunque no encontró algo especial, lxs detenidxs fueron llevadxs al cuartel de la policía, donde se les trató como criminales: fueron desnudadxs, revisadxs de manera exhaustiva y encerradxs en celdas de aislamiento durante la noche. En ningún momento se les acusó de crimen alguno. La única razón de la medida fue que, según la policía, podrían querer participar en las actividades de protesta. No fue sino hasta la mañana siguiente que se les liberó, prohibiéndoseles entrar en una zona de varios kilómetros cuadrados alrededor de la central eléctrica durante tres meses. Además, el coche fue confiscado. Ante lo sucedido, se decidió agotar todas las vías legales contra esa acción arbitraria de la policía y hacerla pública. ¡Exigir justicia climática no puede ser motivo de arresto!
Solidaridad y denuncia
Numerosas personas de varios grupos políticos y eclesiales nos manifestaron su solidaridad y condenaron la naturaleza desproporcionada de la acción policial.
El ITP convocó a una vigilia el do-mingo 16 de febrero en la central eléctrica, para denunciar que la detención preventiva socava la ley y legaliza el estado de emergencia. El 14 de febrero, el tribunal administrativo dictaminó que la prohibición de la policía de acercarse a la central Datteln IV fue „obviamente ilegal“, por lo que nuestrxs compañerxs pudieron participar en la vigilia. Nos reunimos alrededor de 200 personas en medio de un fuerte dispositivo policial. Este hecho nos preocupa, pues confirma nuestros temores de que las autoridades siguen una estrategia de intimidación con el propósito de acallar las protestas.
Los oradores señalaron la relación entre las crecientes protestas del movimiento por la justicia climática en todo el mundo, la protección de los intereses de las empresas energéticas y el endurecimiento de la legislación policial. La nueva ley de policía de Renania del Norte-Westfalia (NRW) deriva en una práctica que criminaliza a las personas por protestar y criticar, hasta el punto de la privación de libertad y la detención preventiva. Con la nueva ley todos pueden ser sospechosos en cualquier momento y los activistas climáticos temen mayores represalias: „El gobierno de NRW quiere intimidarnos a los activistas climáticos con la ley policial y tratarnos como ‚eco-terroristas‘.“
Las autoridades todavía no nos aclaran los motivos que llevaron a la detención y la custodia preventiva, pero seguiremos insistiendo en que es inaceptable silenciar la protesta social legítima con medidas intimidatorias excesivas e injustificadas.
Recepción de Querida Amazonia
„El Papa abandona a los alemanes renovadores“ (Zeit online)
En Alemania, muchxs católicxs lamentan que el papa no haya abordado más claramente el papel de la mujer en la Iglesia ni la cuestión del celibato. Hubo quien llegó a afirmar que, con ello, el papa pone en peligro a la Iglesia. Los grupos conservadores, por su parte, celebran que no haya viri probati ni acceso de las mujeres al sacerdocio. Son muy pocos los que hablan de las dimensiones sociales o ecológicas de los problemas abordados en el texto de Francisco, que de ninguna manera pueden ser reducidos a la Amazonia, sino que tienen alcance mundial.
El camino sinodal de la Iglesia católica alemana
La jerarquía y lxs fieles alemanxs piensan que la solución a los problemas de la Iglesia es el „camino sinodal“ –centrado en la reforma de las estructuras eclesiásticas– y hacen a un lado las cuestiones sociales. De ahí el sentimiento de abandono porque Francisco no apoya sus reformas estructurales.
Los temas abordados en el camino sinodal son: 1. el poder y la separación de poderes en la iglesia, 2. la vida sacerdotal hoy, 3. el papel de las mujeres en los ministerios y oficios en la iglesia, 4. vivir el amor en la sexualidad y la pareja. Consideran que basta un poco de democracia al interior de la institución, reconocer las historias de abuso y aceptar la participación de las mujeres en algunas oficinas. En realidad, ¡no quieren salir de la zona de confort!
Los temas de Francisco
Es claro que, para Francisco, el Sínodo Panamazónico no se ocupó de problemas regionales, sino de cuestiones de importancia mundial. La prioridad para él es la protección de los derechos de los más pobres y de su dignidad, luego entran en juego la cultura, la ecología, y sólo al final se trata de las comunidades cristianas. Esto muestra que para Francisco la Iglesia no es un fin en sí mismo, sino que está al servicio de las personas y de la creación.
Francisco hace una crítica de la modernidad capitalista a la luz de la cultura indígena, sin romanticismo ni exageración crítica. Además de condenar sus estructuras económicas, problematiza la estructura de la sociedad moderna, en la medida que ésta carece de una orientación hacia el bien común y se basa en la explotación y la opresión.
¿Quién abandona a quién?
Según Francisco, la estructura y el ministerio deben ser definidos en función de una Iglesia seguidora de Jesús. Pero esto no gusta mucho en nuestra sociedad, ni dentro ni fuera de la iglesia. En este sentido, no es el papa quien abandona a lxs católicxs alemanxs, sino la Iglesia y gran parte de la sociedad alemana, quienes abandonan a los pueblos del mundo: con su chovinismo de bienestar, su insistencia en una economía mundial capitalista, su industrialismo que provoca una destrucción sin sentido y sin futuro no sólo en la selva tropical sino también en la zona de extracción de lignito renano, su pasividad ante la muerte diaria de refugiados en el Mediterráneo y su repugnante política de amiguismo con el gobierno turco.
Quienes quieran el apoyo del papa en asuntos de reforma de la Iglesia deben a su vez apoyarlo, al menos un poco, en su esfuerzo profético. Eso sería la reforma de la Iglesia. Pero de eso no se habla aquí. Pocas personas pueden imaginar una Iglesia accidentada, que se oponga al triste capitalismo y su falta de futuro.
La crisis de los refugiados
Blindaje de la Fortaleza Europa
En 2015, Grecia se convirtió en el primer punto de entrada a la Unión Europea (UE) para casi un millón de personas refugiadas, la mayoría de las cuales huían de la guerra civil de Siria. Varios países europeos adoptaron políticas de admisión cada vez más selectivas e injustas, hasta que decidieron cerrar sus fronteras.
Acuerdo entre la UE y Turquía
Entró en vigor el 20 de marzo de 2016. Establecía que quienes estaban en campos de refugiadxs griegos, debían iniciar sus procesos de asilo allí. Quienes no obtuvieran el asilo serían devueltxs a Turquía, que recibiría 6 mil millones de euros para atender a las personas refugiadas en su territorio, reforzar la vigilancia fronteriza e impedir los cruces no autorizados a las islas griegas. A cambio, la UE no exigiría visa a ciudadanxs turcos y acogería a refugiadxs sirixs que vivieran en campamentos turcos. El acuerdo logró disminuir la llegada de personas refugiadas a Grecia de 885 mil en 2015 hasta 82 mil el año pasado.
En repetidas ocasiones Erdogan, el presidente turco, ha denunciado que la UE no está cumpliendo su compromiso. De hecho, los gobiernos europeos no han querido implicarse con el drama humanitario provocado por la guerra siria, y hay países que se niegan a recibir refugiadxs, rechazando cualquier tipo de reparto solidario para aliviar la presión que existe en países fronterizos como Grecia, España e Italia. El dinero prometido a Turquía para la atención de refugiadxs en su territorio ha estado llegando muy despacio, y en el país viven alrededor de cuatro millones de personas provenientes de Siria y cientos de miles más llegadas de Irán, Irak y Afganistán. Además, las pláticas sobre la exención de visas a lxs ciudadanxs turcxs están detenidas, al igual que las negociaciones para el ingreso de Turquía en la UE.
Apertura de fronteras
El 28 de febrero, para presionar a los países europeos, Turquía abrió su frontera oeste, provocando el desplazamiento de miles de refugiadxs hacia la frontera que comparte con Grecia. Erdogan insiste en que los países europeos deben involucrarse en la solución de la crisis humanitaria en Siria: “Europa no tiene opción. Tiene que aceptar a los refugiados”.
Las autoridades griegas, por su parte, decretaron un cierre total del paso fronterizo en algunos puntos, y utilizaron gases lacrimógenos para rechazar a las personas que llegaban. Muchas quedaron atrapadas entre los dos puestos fronterizos: ni Turquía les permitía regresar, ni Grecia avanzar.
A principios de marzo, la presidenta de la Comisión Europea viajó a Grecia para mostrar su „plena solidaridad“ con el gobierno de Atenas. Eso significa que la UE respalda las brutales medidas adoptadas para detener la entrada de refugiadxs, pese a las críticas de organizaciones como Oxfam: „No hay ninguna justificación para la decisión de la UE y del Gobierno griego de dejar a la gente abandonada en tierra de nadie en sus fronteras, sin acceso a comida, alojamiento o atención médica […] En lugar de apoyar los esfuerzos de Grecia para mantener a la gente atrapada en su frontera exterior, la UE debería recordar sus obligaciones humanitarias y legales de garantizar que estas mujeres, hombres y niños puedan acceder de forma segura a protección“, dijo.
La situación en Grecia
Grecia ha fortificado su frontera con numerosos refuerzos militares y policiales, y ha pedido auxilio a Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas. Desde el 1 de marzo, se ha negado a recibir solicitudes de asilo, y ha ordenado a las fuerzas estatales que ejerzan „tolerancia cero“ con lxs refugiadxs. Además, ha promovido la movilización de ‚grupos espontáneos de ciudadanos indignados‘, que se han dedicado a hostigar a lxs refugiadxs. Esto ha dado impulso a grupos fascistas locales, a los que se han unido grupos neonazis de Europa que viajaron a Grecia para „cazar refugiadxs“ y rechazar la „invasión“.
Los campamentos de refugiadxs en Grecia, de por sí saturados, están desbordados. Carecen de infraestructura básica, servicios sanitarios y suministro médico. Cerca de 40 mil personas se amontonan en los campos de las islas griegas. La situación es especialmente dramática en el campo de Moria, en Lesbos, con capacidad para 2,500 personas y que alberga actualmente 20,000.
La Fortaleza Europa
En los últimos veinte años, la UE ha endurecido su política migratoria. Los países fronterizos del sur han levantado alambradas para reforzar sus fronteras, las peticiones de asilo se vuelven cada vez más complejas y se han cancelado derechos fundamentales. Como critican muchos luchadorxs sociales, EU se ha convertido en la Fortaleza Europa.
A lo anterior hay que agregar la falta de voluntad política de los gobiernos europeos y su actitud hipócrita ante los millones de personas que han debido dejar sus hogares y lo han perdido todo, a causa de las guerras provocadas y/o agudizadas por esos mismos gobiernos, que ahora les prohíben el ingreso en los países europeos.
Están convirtiendo la solidaridad en un delito al procesar a quienes ayuden a lxs refugiadxs y solicitantes de asilo, sea dándoles ropa de abrigo, ofreciéndoles refugio o salvándolos de morir ahogados en el mar. La pan-demia actual de coronavirus ha provocado la interrupción de los programas de acogida en la UE, la suspensión de los trámites de asilo y las cuarentenas en los campos de refugiadxs. Se están cancelando en ellos los servicios públicos y racionando los suministros. Disminuye también la presencia de voluntarixs.
Varios grupos estamos pidiendo la evacuación de los campos de refugiadxs y su reubicación. Si la gente no es evacuada, especialmente en las islas griegas, se podría producir una catástrofe humanitaria.
21 de marzo: Día internacional contra el racismo. La manta dice: „Proteger las personas en vez de las fronteras. Evacuar Moria“
La pandemia de coronavirus
Solidaridad sin fronteras
No podemos negar la gravedad de la situación que estamos viviendo, ni la necesidad de tomar medidas serias para evitar la propagación del virus, pero lo que está ocurriendo en los últimos meses es verdaderamente aterrador: una campaña mediática gigantesca que ha generado pánico en la población, un acopio irracional de algunos sectores de la población a costa de otros, un sistema de salud rebasado por causa de los recortes presupuestales de las últimas décadas, cuarentenas masivas con mayoría de personas sanas, medidas de aislamiento social acompañadas muchas veces de control y/o represión oficial, cierre de fronteras internas y externas, militarización de ciudades y territorios, decretos de estado de excepción y toque de queda.
La pandemia ocurre en condiciones en las que la mayoría de la población mundial no cuenta con un trabajo formal, con seguro médico, con un salario suficiente para vivir dignamente… La crisis visibiliza las in-justicias estructurales de un sistema económico basado en la concentración de la riqueza, el egoísmo, el individualismo y la exclusión; un sistema que ha saqueado territorios y ha convertido los servicios básicos en mercancía, privilegiando la ganancia sobre la vida.
La pandemia afecta a todos, sí, pero no a todos igual. Dicen que los grupos vulnerables son las personas mayores y quienes tienen alguna enfermedad previa, de ahí la insistencia en quedarse en casa, para protegerse y proteger a los demás. ¿Pero qué pasa con los que no pueden quedarse en casa porque no la tienen? ¿o los que carecen de un ingreso asegurado y viven al día? ¿o los que viven en condiciones de hacinamiento o no cuentan con servicios sanitarios adecuados? Estos días hemos visto crecer el racismo, el egoísmo, la ambición y los prejuicios, a partir de una actitud de „sálvese quien pueda“. Pero también hemos visto gestos que nos llenan de esperanza. Ahora que se cacarea tanto la solidaridad con la familia, los amigos, los compatriotas y „los otros Estados miembro“ –¡pero hasta ahí!–, hay colectivos que siguen organizándose y buscando alternativas para manifestarse y exigir que la solidaridad se viva con quienes más lo necesitan, sin distinción de ningún tipo. Al igual que China, Cuba y Rusia en el nivel internacional, nos muestran que la solidaridad es con todos, o no lo es.
Hay que estar atentxs para que los cambios en favor de la salud pública no se vuelvan herramientas de control político, por supuesto. Pero también hay que hacer vida una solidaridad esperanzadora. La lucha contra la pandemia debe ser también lucha contra la desigualdad, por los derechos sociales, por vida digna para todxs. En otras palabras, hay que organizarnos para una lucha global contra el capitalismo, que coloque a las personas y sus derechos en el centro de la acción política.
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